Los hombres de la antigüedad miraban al cielo y contemplaban estupefactos como los días menguaban y como las noches, en contrapartida, crecían y crecían. Muchos llegaron a pensar que la noche sería eterna y el sol desaparecería para siempre…hasta que llegaba el 21 de diciembre y el astro rey se paraba en los cielos y empezaba a crecer día a día camino de su máximo esplendor, que alcanza con el solsticio de verano, allá por el mes de junio.

Ese momento en el que la vida comenzaba de nuevo a resurgir en pleno invierno, en noches casi eternas, lluvia, nieves y frío se conoció como la fiesta del Sol Invictus, lo que los romanos convirtieron en las Saturnalias y los cristianos, transcurrido el tiempo, en las Navidades.

Muchos siglos después, calmados los temores al fin del mundo y a la noche eterna, los hombres convirtieron esta parte del año en la excusa perfecta para elaborar y consumir una cerveza especial, diferente y concebida para combatir los rigores del clima. Quizá por eso, la cuna de este estilo está en los países nórdicos, Alemania, Inglaterra o Bélgica donde la elaboración de estas cervezas de invierno se convirtió casi en una religión y el clima es más riguroso incluso en estas fechas.

Es en estos países donde el ‘general invierno’ se hace más crudo y es más fuerte, es donde se empezaron a elaborar un tipo de cervezas con unas características comunes muy acusadas, aunque cada zona geográfica introdujo sus correspondientes matices. En la bolsa común del estilo está el ser unas cervezas con una graduación alta, siempre por encima del 6%; tener un sabor maltoso importante; tener un color tostado o rojizo particular y característico mientras que el lúpulo, omnipresente en otros estilos, en las cervezas de invierno pasa a un segundo plano.

Con estas señas de identidad, en lugares como Bélgica, a finales de septiembre se elaboraban cervezas D´Hiver  a finales de septiembre que eran repartidas entre vecinos y trabajadores durante la Navidad; en Inglaterra se elaboraban las llamadas Winter Warmer Ales y en Estados Unidos, por poner otro ejemplo, se apostaba por cervezas con alta graduación y utilizando para su elaboración más especias que en otros lugares.

En Cervezas La SAGRA se apuesta desde hace ya varios inviernos por elaborar una cerveza propia para estas fechas con Miel y Anís, un guiño a un estilo estacional, tradicional y lleno de historia aunque poco conocido en España,  que permite hacer cerveza según cada momento del año, una de las señas de identidad del movimiento craft.

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